LA MARIPOSA RECORDARÁ POR SIEMPRE,QUE FUE GUSANO.
Mario Benedetti.

domingo, 12 de octubre de 2014

Pura droga sin cortar:

No estas escribiendo.Estoy con mi tren,te gusta?Lo acabo de comprar,tuve varios,pero los fui perdiendo en las mudanzas.Y desde cuando no escribís nada?.Estuve de viaje.Quizá ya no tengas nada que decir,o quizá comenzaste a darte cuenta que soy la mujer mas importante de tu vida, o quizá,decidiste quedarte en silencio,para que yo te dicte mis palabras. Tus palabras?,voy a ser que sirvan para relatar un comunicado militar,pero un poema?. Ya encontraste a la que vuela?.Todavía no.Me estas ocultando algo?,siempre te voy a ocultar algo,lo sabes y creo que eso es lo que mas te gusta.Gustarme?,a mi nada puede gustarme Oliverio. Pobrecita,sos tan aburrida.Que me miras? No se.Pensaba en el día que tenga que llevarte y te confieso que no se como te lo voy a decir.Con otros es mas fácil.Pero a vos,no se como te lo voy a decir.Te compadezco?,por?,tenes una laburo de mierda.Queres un café? Un cigarrillo?,que ridícula sos,te cuidas la salud. Mira ,aquí te marqué varios trabajos posibles.Hay uno interesante como gerente de un banco,bueno,en realidad dice sub gerente,pero yo podría hacer los arreglos,el hombre que esta allá es un poco mayor. No necesito que me busques trabajo,estoy bien así,como te lo tengo que decir?,mi oficio es el de poeta. Poeta?,soy poeta.Que oficio ser poeta?.Donde dice aquí:se busca poeta,buena remuneración. Solo Trato que seas sensato Oliverio,que dejes de ser un niño.Para que?.Los nervios,se me adhieren al barro,a las paredes,abrazan los ramajes,como penetran en la tierra ,se esparcen por el aire,hasta alcanzar el cielo.El mármol,los caballos tienen mis propias venas.Oliverio no delires.Cualquier dolor lastima mi carne,mi esqueleto,las veces que me he muerto al ver matar a un toro. Estas completamente loco,un demente,un chico enfermo,un idiota irresponsable al que debería obligar a suicidarse.Si diviso una nube,debo emprender el vuelo.Si una mujer se acuesta,yo me acuesto con ella. Cuantas veces me he dicho:Seré yo esa piedra?. Nunnca sigo un cadáver,sin quedarme a su lado. Cuando ponen un huevo,yo también cacareo. Basta que alguien me piense,para ser un recuerdo.

miércoles, 11 de junio de 2014

Porque te tengo y no:

Porque te tengo y no porque te pienso porque la noche está de ojos abiertos porque la noche pasa y digo amor porque has venido a recoger tu imagen y eres mejor que todas tus imágenes porque eres linda desde el pie hasta el alma porque eres buena desde el alma a mí porque te escondes dulce en el orgullo pequeña y dulce corazón coraza porque eres mía porque no eres mía porque te miro y muero y peor que muero si no te miro amor si no te miro porque tú siempre existes dondequiera pero existes mejor donde te quiero porque tu boca es sangre y tienes frío tengo que amarte amor tengo que amarte aunque esta herida duela como dos aunque te busque y no te encuentre y aunque la noche pase y yo te tenga y no.

lunes, 24 de marzo de 2014

Táctica y estrategia:

Mi táctica es mirarte aprender como sos quererte como sos mi táctica es hablarte y escucharte construir con palabras un puente indestructible mi táctica es quedarme en tu recuerdo no sé cómo ni sé con qué pretexto pero quedarme en vos mi táctica es ser franco y saber que sos franca y que no nos vendamos simulacros para que entre los dos no haya telón ni abismos mi estrategia es en cambio más profunda y más simple mi estrategia es que un día cualquiera no sé cómo ni sé con qué pretexto por fin me necesites.

Yo no sabía que no tenerte:

Yo no sabía que no tenerte,podía ser dulce como nombrarte, para que vengas, aunque no vengas, y no haya sino, tu ausencia, tan dura como el golpe, que me dí en la cara, pensando en vos. Juan Gelman.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Comienzo,me importa un pito:

NO SE ME IMPORTA UN PITO No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa. ¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres... ¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte. Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo. ¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo! Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

Como comienza:

"La pelota que arrojé cuando jugaba en el parque aún no ha tocado el suelo",así comienza la película con la frase del escritor poeta británico Dylan Thomas, una de las figuras que reverdeció la literatura inglesa de la primera mitad del siglo XX.